Lectura base
“No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda”. – Salmos 121:3
Reflexión
Todos hemos experimentado noches de vigilia. Quizás cuidando a un hijo enfermo, tratando de conciliar el sueño, o por causa de algo que nos preocupa. La vigilia nos agota porque nuestro cuerpo necesita descanso. Pero hay Uno que jamás se cansa, que nunca cierra los ojos, que no necesita turnos de guardia: el Dios que te cuida y el Hijo que prometió estar contigo todos los días y hasta el fin.
Mientras tú duermes, Él vela. Mientras tú descansas, Él permanece alerta. Tu guardián nunca hace una pausa, nunca se distrae, nunca necesita café para mantenerse despierto. Él está constantemente atento a cada paso que das.
El no pestañea
La frase “no se dormirá el que te guarda” es más que poética; es una declaración de vigilancia absoluta. En el mundo antiguo, los guardias de las ciudades trabajaban por turnos. Si uno se dormía, la ciudad quedaba vulnerable. Pero tu Guardián no tiene relevo, no necesita reemplazo.
¿Qué significa esto? Que no hay un solo segundo en tu vida donde estés desprotegido. Ni en la madrugada cuando todo parece más oscuro. Ni en esos momentos donde sientes que estás solo. Ni cuando atraviesas valles donde tu pie podría resbalar.
Tu pie no resbalará
Observa la declaración: “No dará tu pie al resbaladero”. No es que nunca caminarás por terreno difícil, sino que tu Padre te sostendrá en cada paso. Él conoce el camino antes que tú lo recorras. Ve los obstáculos que tú no ves. Y cuando el terreno es inestable, Él afirma tus pies.
¿Cuántas veces has estado al borde del resbaladero y no caíste? ¿Cuántas decisiones peligrosas evitaste sin saber cómo? No fue suerte. Fue tu Guardián, despierto, atento, obrando.
La diferencia con nuestros guardianes humanos
Los padres velan por sus hijos, pero se duermen. Los pastores cuidan de los santos, pero también se agotan. Los amigos nos acompañan, pero tienen sus propias vidas. Pero el que te guarda a ti nunca aparta su mirada. Su vigilancia es perfecta, constante, eterna.
No necesitas rogarle para que despierte. No necesitas recordarle tu situación. No necesitas temer que se distraiga con otro asunto. Él está completamente presente en tu vida, ahora mismo, mientras lees esto.
Aplicación
Hoy, sea cual sea el terreno que debas atravesar, recuerda: tu Guardián no duerme. Puedes descansar porque Él vela. Puedes avanzar porque Él te sostiene. Puedes enfrentar lo incierto porque Él ya está allí, despierto, esperándote, cuidándote.
No caminas solo. De hecho, nunca lo has hecho.
Oremos
Padre fiel, gracias porque mientras yo duermo, tú velas. Gracias porque tu cuidado no tiene pausas. Hoy confío cada paso a ti, sabiendo que tu mano sostiene mi pie y que tus ojos nunca se apartan de mí. Enséñame a descansar en tu vigilancia perfecta. Amén.
Gracias amado Apóstol, por recordar esta gran verdad, que en medio de las circunstancias se nos olvida.
Totalmente amado, son verdades básicas del evangelio pero que jamas podemos pasar por alto. Él dijo que estaría con nosotros todos los días, y eso hay que recordarlo así como enseñarlo. Abrazos
Gracias amado Pastor, por recordar esta gran verdad, será parte de la próximo sermón saludos desde Pachuca Hidalgo México
Qué gusta saber que estás aquí, Saludos hasta Pachuca México.