Noche De Luz: Una Respuesta Espiritual Ante La Oscuridad Cultural

Una cultura que celebra la oscuridad

Cada año, millones de personas alrededor del mundo celebran el 31 de octubre como la llamada “noche de brujas” o Halloween. Se promueve como una fiesta inofensiva, llena de disfraces, dulces y diversión. Sin embargo, detrás de su aparente inocencia, esta fecha ha sido marcada históricamente por símbolos y prácticas que glorifican la oscuridad, el miedo, la muerte y lo oculto.

El adversario a Cristo, que desde el principio se ha disfrazado de luz para engañar (2 Corintios 11:14), ha logrado que muchos abracen lo que él representa, mientras se burlan de lo santo. En una sociedad con tendencia a alejarse de Dios, la oscuridad se ha normalizado.

Pero los hijos de Dios no fueron llamados a participar de las obras infructuosas de las tinieblas, sino a exponerlas, Pablo dijo, “No participen en las obras inútiles de la maldad y la oscuridad; al contrario, sáquenlas a la luz”. (Efesios 5:11)

Amar las tinieblas no es nuevo

El evangelio de Juan nos muestra que amar las tinieblas no es un fenómeno moderno. Jesús mismo dijo:

Juan 3:19 “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”.

Aquella generación rechazó la luz porque no soportaba la luz que exponía su pecado. Lo mismo ocurre hoy: muchos prefieren la comodidad de la sombra antes que la luz que transforma.

Pero, aunque los sistemas de mundo amen las tinieblas, las tinieblas no tienen el poder de prevalecer ante la luz. Juan 1:5 declara: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”. Porque Cristo no solo vence la oscuridad exterior; también disipa las tinieblas del corazón.

¿Qué es noche?

Observa bien, noche no es una hora del reloj, es una condición del alma. Noche es cuando una persona camina sin dirección, sin esperanza y sin la luz de Cristo iluminando su interior. Noche es un corazón endurecido, donde la fe no ha amanecido ni el día ha llegado a su perfección.

Muchos viven bajo cielos negros, no porque sea 31 de octubre, sino porque en su interior reina una noche más peligrosa que el mismo Halloween: la noche del pecado, de la confusión espiritual y del vacío existencial. Porque las tinieblas siempre ejercen señorío sobre los que viven en ella.

Esa es la verdadera oscuridad que debemos confrontar. Porque más que un día en el calendario, el problema es una generación que ha perdido la luz del Evangelio.

La noche del 31 de octubre va y viene

El Halloween del 31 de octubre es solo una fecha que cada año va y viene, un evento pasajero que termina al amanecer. Pero la noche en la que muchos viven, “la noche de la culpa, del miedo, de la soledad y del pecadopermanece mientras Cristo no brille en sus corazones.

Por eso, nuestra respuesta no es religiosa, sino espiritual: proclamar la luz de Cristo el cual es el único que tiene el poder capaz de eliminar toda oscuridad en el corazón.

La luz que no puede ser apagada

El apóstol Pedro escribió:

1 Pedro 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Esa “luz admirable” no es una metáfora: es la vida misma de Cristo en nosotros. Es la vida del Hijo resplandeciendo en los corazones de aquellos que han nacido de la luz. Y cuando esa luz sale, las tinieblas no tienen poder para resistirla.

Cristo no nos llamó a escondernos, sino a ser sal y luz con valentía. No nos llamó a disfrazar el alma, sino a vestirla de luz en Él.

¿Quiénes son los santos?

Los apóstoles llaman santos a todos aquellos que, además de recibir a Cristo como Señor y Salvador, viven una vida consagrada para él. Ser santo no es una categoría especial, es una condición de redención y dedicación a Cristo sin militar o enredarse en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. En otras palabras, es haber sido apartado de sistemas oscuros para vivir en su luz admirable.

Los santos son nada menos que la luz del mundo. Por eso, esta y todas las noches son para que los santos sean luz a este mundo. Una noche donde los hijos de la luz anuncien al mundo como lámparas enciendas que la oscuridad fue vencida.

La solución definitiva a las noches del alma

Hay noches que ninguna lámpara terrenal puede disipar: la noche del dolor, del pecado y del vacío. Pero la luz de Cristo es la solución definitiva y contundente para toda oscuridad interior. La Vida de Cristo enciende el alma, ilumina la mente y aclara el corazón.

Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Amados, Cristo no solo ilumina el camino: Él disuelve las noches grises y oscuras del alma. Su luz no es temporal, no depende de una fecha ni de una tradición; es eterna y resplandeciente.

Somos luz a este mundo

Esta es una invitación a recordar que nuestra cultura no es precisamente la cultura de este mundo. Nuestra cultura es superior. No celebramos la oscuridad, celebramos la victoria de la luz. No exaltamos la muerte, exaltamos la vida. No nos disfrazamos con hojas de higuera, nos vestimos del nuevo hombre.

Porque cuando los santos se levantan como lámpara del Espíritu en una generación, la noche retrocede y el amanecer del nuevo día se hace visible.

Isaías 60:1 “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

Juan 1:5 “La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla”.

Mientras Cristo sea nuestra luz, ninguna oscuridad prevalecerá. Qué lindo es saber que fuimos libertados del reino de las tinieblas y trasladados el reino de luz de su amado Hijo. Que esta y todas las noches, ardas con la luz de Cristo, porque no se pone una linterna debajo de una caja, sino que se ubica en un lugar estratégico para alumbrar a todos los que están en casa.

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Uziel Reyes
Uziel Reyes
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